Como todos los días salí hacia la
ciudad pensando en ella, durante el trabajo, en los momentos libres, recordaba
sus curvas mientras disimulaba una tímida sonrisa, cual niño recordando su más
celebre travesura. Camino a casa planeaba y tarareaba lo que con ella quería
hacer esa noche, pensando en las lindas melodías que ella me cantaría con cada
sutil caricia que de mis manos y corazón brotasen. Cuando llegué a casa, nos
preparamos, nos arreglamos y salimos a ese bar que tanto nos gustaba. La ciudad
estaba celosa y le dedicamos una canción. Yo, mi guitarra y mi pasión.
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