martes, 2 de abril de 2013

Volver a comenzar


El tiempo se conoce muy bien con la soledad, me dijeron que él se dejó estar y ella visitó mi puerta. Ambos entraron de la mano a conversar en mi living, los recibí con una tasa de entrega, ya que necesitaba que se quedaran conmigo un ratito. La soledad, mujer impaciente, se tenía que ir, me dijo que la llamó su amiga angustia, ella también me visitó hace algunas semanas pero en cuanto mi amiga tranquilidad se decidió a acompañarme, la angustia se retiró caprichosa. Con el Tiempo ya de mi lado llamé a Tranquilidad, entre los tres decidimos comenzar a juntarnos con la Alegría, la cual nunca se fue de mi lado, solo salió a jugar por unas semanas a otro lugar. Cuando nos aprestamos a conversar, habló la Razón y con su liderazgo irrebatible dictó los pasos a seguir: Tiempo, tú acompáñanos lo que más puedas. Tranquilidad, tú mantendrás al margen a la Tristeza, la Ansiedad y la Pasión…. Por favor da tu mejor esfuerzo porque es una tarea ardua. Alegría, tú te encargaras de reconstruir la personalidad de mi amigo (refiriéndose cariñosamente a mi). Y por último, yo me encargare de dirigir para que no perdamos el rumbo. En eso la Tranquilidad, con su tono sereno le preguntó a la Razón ¿Cuál es el objetivo? A lo que la Razón respondió: Como ustedes saben yo me apoyo mucho en La experiencia y el Conocimiento, quienes me aconsejaron antes de venir, y concluí que tenemos que restablecer el equilibrio, No puede ser que nos dominen las pasiones y los sentimientos abrumadores, también mantener lucida a nuestra Conciencia la cual a veces es nublada por la Pasión y la Ansiedad, además es importante reconstruir nuestra personalidad, quien tomará mi lugar cuando todo termine y será la encargada de dirigirnos a todos nosotros.

Yo le encontré mucha sensatez y me decidí a ser parte del plan y ejecutarlo de la mejor manera. En ese momento la Alegría interrumpió diciendo: ¡Ya lo tengo! Todo será más fácil si le digo a la Esperanza que nos acompañe, ella es la que siempre me alienta. Yo, entre el entusiasmo me acorde del corazón, y le pregunte a la Razón que hacer con él, a lo cual respondió: Al corazón yo lo puedo vigilar, pero no puedo controlarlo jamás, lo que haré será enfocarlo hacia lo que nos sirve, es decir, que derrame su amor en las cosas que más te gusten hacer y que nos ayuden a reconstruir la personalidad, que nos haga compartir con las personas que te hacen bien y quienes pueden mantener al corazón tan radiante como siempre, así la pasión se transformará en creatividad y no en impulso visceral. Qué bonito habla la Razón, fue lo que pensé en ese momento, lo cual me dio más confianza y seguridad. Estaba todo listo, a partir de mañana hay una solo camino, ponerse de pie y volver a comenzar. 

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