Cuando me baje del taxi estaba decidido a lo que iva a hacer, estaba lloviendo y el movimiento del día viernes me cubría. Entre en el hotel y subí al piso número 13 entre sin problemas a la pieza numero 657, cuando abrí la puerta empuñe el arma, mis músculos estaban tensos y mi rostro caliente por tener el seño fruncido.
Cuando cerré la puerta y lo vi en la cama hablando por teléfono, en cuanto me vio colgó el teléfono y su cara cambio abruptamente, y pude ver en sus ojos el miedo de encontrarse con su perfecto contrario, yo. En sus ojos pude ver su patético sentimiento de arrepentimiento, por haber llevado una vida inmunda, además observe que se sentía totalmente intimidado porque en sus ojos pude ver mi rostro y el ardor de mi cara, y el fuego en mi mirada, entonces sonreí, porque sabía que este era el momento que estaba esperando, levanté el arma y apunte directamente a su frente, en ese momento el se dio cuenta que yo había ganado y ya no tenía nada más que hacer, aunque el pensaba que yo jamás aparecería y que era imposible que yo le ganara, yo sabía que el sentía profundo miedo de mi existencia.
Mis manos no temblaban, y mi mirada seguía fija, entonces apreté el gatillo. Por un segundo pude ver como se desvanecía la vida de su cuerpo tirado en la cama, conseguí convertir esa vida inútil, a solo un cuerpo sin vida, La sensación de satisfacción fue plena, cerré los ojos, respire profundo y tranquilo, porque a partir de ahora no viviré nunca más con el miedo de saber que el existía y por fin podre llevar mi vida como siempre quise, plena y buscando lo que más quiero, paz.
Y así salí del hotel, a un mundo que sentía que comenzaba de nuevo para mí, ya cruce la línea de poder matar la parte de mí que me atormentaba, ahora resta vivir. Aquel que mate no era más que el demonio banal que llevaba dentro, y que manera mejor de eliminarlo que con mis propias manos, ojala tú no te conviertas en ese demonio porque, sin duda, no podrás escapar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario